LAS HIERBAS AROMÁTICAS EN LA COCINA...
E HISTORIA
Desde que empieza la cocina, el hombre transforma sus alimentos crudos con su salado, macerado, ahumado, asado, cocción, fermentación o simplemente combinándolos de forma casual con otros, las hierbas han estado con nosotros.
Quizá empezó su uso de forma espontánea y empírica tanto como alimentos propios, observando que unas le alimentan, sacian y nutren, verduras, y otras, aromáticas que le curan, ayudan y colaboran en la mejor ingesta y aderezo de otros alimentos, cocinando, o como paliativo o curativo a dolores, heridas o lesiones de todo tipo, es decir como medicamento.
No sabemos ni cuándo, ni para qué primero pero sabemos con certeza que están en nuestras dietas desde hace más de 500.000 años.
La observación de los efectos que producían al comerlos o al utilizarlos en pócimas y ungüentos por chamanes han ido dejando una sabiduría popular que generación tras generación ha pasado hasta nuestros días.
Protagonistas imprescindibles en medicina y cocina, en esta mucho antes que las especies y quizá sólo después de la sal, tan necesaria en nuestra nutrición.
Muchos pueblos marcaron su historia geohumana y física en base a ellas, pues el hombre las consumía en su andar nómado salvaje, antes de asentarse en territorios concretos de caza y cavernas.
Ya el humano recolector protovegetariano en las sabanas y praderas africanas del valle del Rift, cuna y origen de la especie las consumía.
Con el desarrollo del homo sapiens, selecciona las que come por sus efectos en él. Así utiliza lo que tiene silvestre en su entorno cientos de miles de años de empezar a plantarlas, y poder tenerlas al alcance de forma asidua.
Con el fuego, la cocina su desarrollo y utilización empieza a marcar las diferencias, los hombres nórdicos vecinos de los gélidos y duros glaciares consumen unas y escasas, los del trópico otras y más, por la mayor proliferación por la dulzura del clima; los del Ecuador tórrido otras, bastantes, pero en cada meridiano unas y en cada paralelo otras.
Así en China, Mediterráneo o Caribe en el mismo meridiano no eran las mismas y eso marcó cocinas y medicinas, dando diferentes resultados de desarrollos mentales, fuerza y energía, desarrollo físico e intelectual así como mayor o menor longevidad, por carencias o aportes básicos en nuestra nutrición.
HOY las hierbas se utilizan en todas las cocinas y en toda medicina.
Las tisanas medicinales y culinarias se han universalizado aunque esas atávicas diferencias históricas en nuestros sabores que indudablemente marcan la pauta.
Se imaginan un español sin tomillo, un francés sin romero, un peruano sin culantro-cilantro, un italiano sin albahaca, un chino sin ajedrea, un árabe sin menta, un sueco sin un eneldo...difícil verdad.
Pues eso son las hierbas aromáticas, compañeras de viaje y muchas veces coprotagonistas actoras de nuestra historia.
El hombre moderno urbanita, desconocedor absoluto de su entorno vital y medio, ignora sus efectos, tiempo es de que despierte su interés por las hierbas que forman parte de su idiosincrasia personal, familiar, nacional a través del patrimonio de su cultura culinaria.
Tiempo, también, es de disfrutar las que conocemos y de abrirse a otras pues conocerlas nos ayudaría a conocer otras culturas con los sabores que les imprimen carácter.
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