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Como en San Sebastián en la Castellana madrileña...
UNA MERIENDA CENA
AL MEJOR ESTILO DEL VIEJO DONOSTIARRA
Ya hablamos hace unos días de éste lugar, SAGARDI Castellana. Pero es que la ocasión merece la pena.
Andábamos ultimando la mañana tórrida de este estío agobiante, pensando ya en el descanso canicular, y nos dijimos de acercarnos a tomar unos 'pintxos' de forma informal, ya que había más sed que calor.
Fue llegar y relajarse la cosa, sentados cómodamente en la mesa de madera, grande, socializadora, del final de la barra, con un aire acondicionado que en minutos aumentó nuestro agrado y nos hizo olvidar el candente asfalto.
Enseguida, y regada la plaza con una fría, espumosa y refrescante caña de cerveza, tomamos yo Txakoli y él tinto Rioja.
Una Gilda, el pincho donostiarra por antonomasia, y enseguida David Lobo, nos hizo cambiar el plan.
" Hoy hemos recibido unas 'antxoas', frescas, que se saltan del plato, unos tomates, ya llenos de verano, Negro y Corazón de Buey..." nos narró.
Tras una mirada, de rendida sumisión, decidimos tomar ello y algo más para compartir todo.
En bebida seguimos en el mismo tono.
Llegó el aperitivo de la casa, una chistorra,'txistorra', carnosa, sin apenas grasa, no fuerte de pimentón y de delicado sabor y bocado.
Enseguida el fresco, suculento y carnoso tomate con un aove y un picado de piparra,, de los dos tipos, más jugoso el negro, más potente el corazón, los dos estupendos y apetecibles al máximo.
Al tiempo llegaron las anchoas crudas, 8, con la parafarnalia de hacerlas ante el cliente, una perola llena de aceite hirviendo donde se depositan apenas un minuto o poco más, para salir en su punto. Deliciosas, con un profundo sabor fresco y marino, y carne turgente, friable y blanca. Una auténtica gozada.
Como colofón tomamos unas manitas de lechal a la vasca, que ya habíamos tomado y nos parecieron deliciosas, con esa gelatina, delicada, untuosa y sabrosa, melosa la salsa más suave que la del patorrillo riojano. el acabarla con los dedos, pringados de esa gelatinosidad, para chuparlos y el lavabo cerca, fue de órdago total.
Durante la comida pasaron, entre plato y plato, dos bandejitas con pinchos, la primera de una esponjosa y jugosa tortilla fina, bastante buena y la segunda un canapé con setas y verduras gratinado, que nos gustó a ambos.
Para acabar nos sugirieron, un melocotón asado con helado, que nos encantó, sabor, fruta buena, templada, con un buen helado refrescante que culminó esta magnífica picada almuerzo.
Acabamos felices, bien tratados, bien comidos, lo justo y necesario, y después de un café y una copa, nos hallábamos preparados para salir al horno de la calle...
Marchamos tras pagar, 52'60 €, nos invitaron al café y las copas, más aperitivos, claro.
Este Sagardi, cada vez me gusta más, auténtica esencia, materia prima y muy solvente cocina vasca, un servicio atento, risueño y profesional, seductor, incluso.
Será cosa de ir..este agosto no cierra nunca, y además, como les explicamos, si acuden y dicen que son lectores de El Trotamanteles, les harán el 10 % de DESCUENTO en cualquier consumición.