Merlot (Tinta
Clásica)
En dialecto bordelés,
Merlot quiere decir "petit oiseau noir" (mirlo), y la Merlot es la
primera uva de la temporada que coincide con la época en que estos pájaros
devoran sus bayas. Siguiendo la pista a su etimología , Petit Laffite, en su
obra "la Vigne de Bordelais" (1868), buscaba el origen del vocablo en
la semejanza entre el color del plumaje del mirlo con el color azul negrusco de
las bayas de la cepa.
Aunque parece ser de
la misma familia de las Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, y Petit Verdot, emparentadas
con la balisca de los romanos, no aparece citada hasta el siglo XVIII en los
viñedos de Pomerol y Saint- Emilion, y no se señala su presencia en el Médoc
hasta el siglo XIX. De finales de este siglo data también su incorporación al
cantón helvético de Tessin, de lengua italiana, y su extensión posterior por
todo el norte de Italia.
Hoy se cultiva en 14
regiones vinícolas de este país, especialmente en la zona de Venecia, donde
existe incluso una "Ruta del Merlot". Se emplea para vinos jóvenes,
bastante débiles y, salvo excepciones, de calidad media. Las primeras cepas de
Merlot fueron introducidas por un personaje llamado Eloy Lecanda, quien a
finales del siglo XIX, las mezclaría para la elaboración de sus vinos entre los
que cabría destacar el mismísimo Vega Sicilia.
La Merlot ha vivido
siempre a la sombra de la reconocida Cabernet Sauvignon, considerada como una
uva complementaria para mezclarla con esta y en menor medida con la Cabernet
Franc. Solo alcanzaba proporciones destacables en los Saint-Emilion y, sobre
todo, en los Pomerol bordeleses. Hoy sin embargo, es habitual encontrar
monovarietales de la cepa, la mayoría jóvenes, que se benefician de su gran
fragancia.
Es el vino del aroma
a cassis, confitura de bayas rojas y violeta. La baya tiene la piel menos
gruesa que la Cabernet Sauvignon, desborra y madura antes que esta, no tiene
tanta intensidad ni taninos, y su color es menos profundo y concentrado,
aunque, en contrapartida, es más rica en fruta y en azúcar. También alcanza su
apogeo bastante antes que la Cabernet Sauvignon.
En el cupaje de los
Pomerol, representa hasta el 85% y en el caso de Chateau Petrus llega al 95%,
incluida la vejez de sus viñas y la calidad de unos suelos arcillosos de
fuertes estratos ferrosos. En Saint-Emilion supone en torno al 60% de cupaje,
si bien estas proporciones van disminuyendo a medida que se pone rumbo a zonas
algo más tibias, como Graves (en torno al 40%) y Médoc (entre el 20 y 30%).
Una de las ventajas
de esta variedad es que se aclimata bastante bien a suelos diversos (acepta
mejor que la Cabernet Sauvignon los suelos arcillosos y húmedos) y microclimas
diferentes. También es apreciada por sus rendimientos, lo que la ha llevado a
ser la sexta en el ranking por extensión de todas las cepas cultivadas en
Francia. En Europa del Este, Eslovenia es el país que más la cultiva; Hungría
elabora vinos dulces de buena acidez y nariz bastante afrutado, y también puede
encontrarse en Rumania y Bulgaria.
En las nueva regiones
vinícolas, los ejemplos más interesantes vienen de Oregón, Washington y
Columbia, en EE.UU. Está bastante extendida en Chile y Argentina, donde en la
actualidad se están produciendo unos vinos exquisitos.
La
gama de sabores que se pueden encontrar en los vinos elaborados con base en
esta Cepa son: rosas, pastel de frutas, especias, menta, chocolate, grosella y
ciruelas
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