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miércoles, 9 de agosto de 2017

Historia del mandil de cocina

Historia del Delantal. De la cocina a las pasarelas.


historia de un delantal

En pleno S.XXI el delantal resurge como icono de estilo de la ropa de trabajo y como complemento de moda dentro y fuera de la cocina. Contra todo pronóstico esta pieza muda y se renueva, olvidando su pasado. Ya no queda nada de su condición de complemento mal visto por su asociación con una imagen de mujer atrapada en los roles domésticos.

Pero, ¿cuál es el origen del delantal?, ¿dónde surge esta popular prenda y con que motivo? En Qooqertrabajamos todos los días con el delantal puesto y nos interesa descubrir su historia, ¿nos acompañas?
Empecemos por el principio, el término delantal proviene del latín “de in ante”, del que deriva el adverbio “delante”. Erróneamente muchas fuentes relacionan el origen de la palabra delantal con el francés “naperon” que significa pequeño mantel o servilleta, término del que si proviene la palabra “apron” en inglés.
El delantal ha sido a lo largo de la historia una prenda de uso popular en ocasiones siendo utilizada con fines prácticos, en otros momentos adquiere un papel más noble, destacando su uso decorativo o incluso ritual. Seguramente existe desde que el hombre viste y hay constancia de sus uso en la antigua Creta y el en Egipto faraónico en ritos religiosos.
Durante la Edad Media en Europa los delantales son sobre todo cosa de hombres, y un indicativo de la situación económica y profesional de su usuario. Por ejemplo, los peluqueros ingleses usaban delantales a cuadros para hacer saber su oficio a sus posibles clientes. Se utilizaban los mandiles como distintivo gremial, al tiempo que respondía a fines prácticos, así los zapateros usaban delantales negros para protegerse del betún o los canteros llevaban delantales blancos que les protegían del polvo blanco de la piedra. Los distintos colores acabaron siendo asumidos por diferentes oficios, los mayordomos adoptaron el verdes y el azul fue usado por tejedores, hilanderos y jardineros…
La transformación del delantal en icono de la feminidad se producirá sobre todo en América a finales de los años 40. Después de la Segunda Guerra Mundial, tras los horrores vividos y las privaciones de la Gran Depresión, se entroniza la idea de la familia unida entorno a una mesa. El delantal se convierte en el símbolo de los ideales de familia y .de una cocina acogedora con suficiente comida para todos. Las mujeres representan con sus mandiles la calidez y la hospitalidad de la familia y de toda una nación.
En esa época comienzan a producirse masivamente delantales con motivos de cocinas: sartenes, cazuelas, cucharas, teteras… Muchos de estos conceptos sobre la mujer y los delantales fueron importados y asumidos por Europa a través del cine y más tarde de la televisión.
Los últimos años de los 60 traen nuevas ideas, aires nuevos que hacen que los viejos delantales se vean como piezas anacrónicas, sólo aptas para abuelitas. La mujer busca liberarse, y también lo hace de la cocina y de sus símbolos.
Al mismo tiempo, y a pesar del paso del tiempo y de las nuevas ideas, los delantales siguen siendo un elemento básico como uniforme de trabajo, sobre todo en comercios, carnicerías, restaurantes, peluquerías…
Es curioso observar que es en ese momento surgen los delantales masculinos dentro del hogar, delantales de cocina como complemento perfecto para el encargado de parrilladas o paellas. Los padres usan sus delantales al aire libre, en su reino; la barbacoa.
Ya bien entrado el siglo XXI hemos vivido una vuelta triunfal del delantal que podemos enmarcar dentro de un movimiento de revalorización de la cocina, en parte gracias al éxito internacional de los programas de cocina en televisión y a su gran difusión de los mismos en redes sociales. Todo el mundo busca al cocinillas que lleva dentro.
El regreso a los orígenes de la cocina, a los alimentos de proximidad y la importancia de cocinarlos uno mismo en busca de una alimentación sana y de calidad ha propiciado que los delantales regresen a nuestras cocinas, pero esta vez como grandes estrellas, reivindicando su lugar.
Por otra parte, el movimiento que propugna la vuelta a la artesanía y a la elaboración de productos a mano también ha ayudado al crecimiento del uso de los delantales. El interés por las cosas hechas a mano y vintage ha llevado a un gran sector de la sociedad a mirar al pasado, para reinterpretrar antiguas modas. Nuevos–viejos artesanos buscan el delantal su seña de identidad, la imagen de su trabajo.
Qooqer se une a estas corrientes, utilizando telas naturales y confeccionando a mano en España sus delantales, pensados para cocineros y cocinitas, para floristas, camareros o baristas… para todo aquel que aprecie y disfrute con las cosas bien hechas.

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